Millones de personas salieron en mas de 950 ciudades de 82 paises para reclamar un cambio global. En Madrid la manifestación logró reunir a mas de 500.000 personas que terminaron abarrotando de nuevo la puerta del Sol, en Barcelona 250.000 personas, en Córdoba entre 8000-10.000 manifestantes recorrieron desde la plaza de las tres culturas hasta la plaza de la corredera. En total en España hubo 80 manifestaciones.
Otras de las más multitudinarias manifestaciones a nivel internacional fueron en Roma donde hubo disturbios y más de 70 detenidos, Lisboa 200.000 manifestantes, Berlin, Londres o Nueva York,
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Decía el preámbulo de la reforma laboral
que entre sus “objetivos fundamentales” estaba crear “empleo estable y
de calidad”, “restringir el uso injustificado de la contratación
temporal” y “favorecer una utilización más extensa de la contratación
indefinida”. El éxito del modelo a la vista está. La reforma laboral
cumple un año el domingo. No hay mucho que celebrar: el paro ha
aumentado en más de cien mil personas y la temporalidad ha crecido un
poquito más. Del prometido “empleo de calidad” ni se sabe ni me atrevo a
preguntar.
Como regalo de despedida –no está claro si porque lo pide por carta
el BCE o por convicción personal–, Zapatero aprobó ayer otra vuelta de
tuerca más, una nueva reforma laboral
para fomentar el empleo indefinido: el indefinidamente temporal. El
Gobierno acaba con el tope de dos años para encadenar contratos
precarios (de momento, hay barra libre hasta 2014) y crea un nuevo
contrato basura que permitirá emplear a jóvenes hasta los 30 años por
menos del salario mínimo. ¡Qué tiempos aquellos en los que el
milerurismo juvenil era sinónimo de precariedad!
Dice el Gobierno, para justificar este nuevo sacrificio, que prefiere
un contrato temporal a un parado más. Ojalá fuese así, pero está por
demostrar que esta dramática lógica sea verdad. De momento, la rebaja en
el kilo de trabajador sólo está sirviendo para precarizar aún más el
empleo, no para crear más. Pero incluso si damos por cierto este
argumento y el Gobierno tiene datos técnicos que avalan su decisión,
queda una pregunta más: ¿por qué no lo hicieron antes?
La reforma de la reforma laboral a los 363 días de entrar en vigor deja muy clara una cosa: que esta reforma fracasó.