Reproducimos la interesante entrevista que el Periodico DIAGONAL le hace a la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca Ada Colau.
En alguna entrevista, ha contado que el día que negoció el PP con usted la admisión a trámite de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) estaban muy nerviosos. ¿Fue el momento de toda la legislatura más crítico para el PP y donde ha estado más cercano de partirse en una votación?
No he seguido cada momento del PP, pero la verdad es que sí. Yo los vi muy nerviosos y me sorprendió, porque es de esos momentos en los que la experiencia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) te hace ver que, teniendo tan pocos recursos pero con organización ciudadana, tenemos mucho más poder del que nos han hecho creer. Nos han educado para que pensemos que no tenemos poder y en cambio somos mayoría. Si nos organizamos tenemos muchísimo poder y eso se demostró con la ILP: en un principio todo el mundo nos decía que era un ejercicio de ingenuidad absoluta, que no iba a ninguna parte, que las ILPs ni siquiera se admitían a trámite, que nunca se había aprobado una por mucho apoyo que tuviera…Hace mucho tiempo que el Congreso no está a la altura y quienes deberían ser representantes de la democracia son sus máximos enemigosPor lo tanto, cuando empezamos ya sabíamos todo eso, pero como nosotros sí nos creemos la democracia —y nos creemos los procesos—, creíamos que el proceso tenía valor en sí mismo y tenía sentido hacer entre las personas un debate en la calle, implicar a más gente, movilizarnos y demostrar que realmente teníamos una amplísima mayoría que respaldaba esas demandas. Y lo logramos con creces, porque triplicamos el número de firmas que se requerían. Además, se generó una movilización contra los diputados del PP para exigirles que escucharan ese clamor popular y todas las encuestas decían que la mayoría de los propios votantes del partido del Gobierno estaban de acuerdo con nosotras.
Y eso les hizo ponerse muy nerviosos, efectivamente. Cuando estuvimos en el Congreso, tanto justo antes de la votación, como ya al mediodía, se les veía que estaban francamente nerviosos y que no sabían cómo reaccionar. Fueron tan torpes —y en este sentido ves qué concepción tienen de la política— que incluso intentaron comprarnos y que admitiéramos que ellos no debatieran nuestra ILP. Nos llegaron a proponer que aceptáramos su propuesta de ley y a cambio, para que viéramos que sí nos reconocían, aceptaban el ponerle nuestro título. Nosotros les dijimos que no, que al revés: que queríamos el contenido de nuestra propuesta y si querían que le pusieran otro título.
Los escraches, ¿volvieron a dar alas al PP? ¿Fueron un error? ¿Por qué se dejaron de hacer?
No, no, absolutamente. Los escraches fueron un éxito desde varios puntos de vista.
De entrada, hay que recordar que los escraches no pasaron en el aire, si no que llegaron al final de un proceso de más de cuatro años de interpelar, constantemente, a la Administración Pública por todos los canales que ofrece y encontrarnos una y otra vez que esas administraciones le dan la espalda a la ciudadanía y que esos canales no sirven para nada.
Nuestra tarea más difícil ha sido luchar contra la culpabilización que durante la crisis se ha hecho de la gente estafada y empobrecidaEs después de toda esa impotencia cuando llega el trámite parlamentario y lo único que se les pide a sus señorías es que estén dispuestos a escuchar a las personas afectadas. El PP ni siquiera responde a esa carta que tan educadamente se les hace llegar. Por lo tanto, lo más normal es que esas personas afectadas vayan a buscar a esos diputados allí donde estén. Así, de manera pacífica —pero contundente—, ejerciendo su derecho democrático a la protesta y la movilización, podían hacerse escuchar y acudir incluso afuera de sus domicilios con esos carteles donde ponía
Sí se puede, pero no quieren.
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