Se celebró la última sesión del Juicio con jurado popular contra Eusebio C.B. acusado del asesinato de "Villegas" conocido panadero de Fernán Núñez,el jurado debera dictar sentencia a partir de hoy.
El acusado declaró que apuntó a la víctima con una pistola «sólo para asustarlo« y «no tenía intención de matarlo, lo único que quería era un par de gramos de cocaína para seguir adelante, confesó que «llevaba un arma en la chaqueta» que le habían dejado para que la guardara y que llevaba encima ese día, porque «no sabía dónde esconderla»,el acusado afirmó que la víctima se negaba a darle ningún gramo de droga, argumentando que había perdido demasiado dinero en la venta de marihuana, motivo por el que E.C.B. sacó la pistola y, «para asustarle un poco», le apuntó cerca de la cabeza, instante en el que el fallecido se intentó defender y le propinó un codazo en la barriga tras lo que «el arma se me disparó».
El acusado abundó en que cuando reaccionó, tiró el arma al suelo, le abrió la camisa «al cuerpo sin vida» de la víctima porque no veía sangre, y, al comprobar que había fallecido, cogió algunos gramos de cocaína que había sobre una mesa, salió de la casa y arrojó las llaves y la pistola a un contenedor.A la pregunta del fiscal de por qué no pidió auxilio, el acusado señaló que «no sabía cómo explicar que le había pegado un tiro a un hombre por la mierda de la cocaína». No obstante, el acusado sí dijo que al día siguiente «arreglé a mi padre y me metí una raya mientras esperaba a que vinieran a por mí», y añadió que, mientras le explicaba lo ocurrido a la Guardia Civil, «estaba nervioso», porque tenía el «mono» y, a la vez, tranquilo, ya que «me habían pillado».
Los médicos forenses declararon que la víctima recibió "un disparo de gracia, de ejecución" en la nuca, un tiro sorpresivo porque el autor estaba "por detrás" y, por tanto, "sin posibilidad de defensa" para el panadero. En vista de esto, y de que no había signos de lucha ni de defensa, afirmaron que "es muy poco probable que fuera fortuito". Por su parte, dos peritos del departamento de Química de la Guardia Civil también declararon ayer que en las dos manos del acusado y en el chaquetón que llevaba puesto el día de los hechos se hallaron restos de pólvora, coincidente con las del casquillo encontrado junto a la víctima.
El agente encargado de la instrucción del caso aseguró que el encartado, E.C.B., de 39 años, durante su declaración en ningún momento les manifestó que la pistola se hubiese disparado de forma involuntaria.
El acusado no opuso resistencia a acompañar a los agentes a la reconstrucción de los hechos e incluso, según el instructor del caso, "nos marcó el camino hasta llegar al lugar donde se encontró el cadáver". Durante todo este recorrido, el agente aseguró que E.C.B. mantuvo un discurso coherente "consciente de lo que decía y de lo que había hecho". Además, afirmaron que en todo momento les intentó justificar la presencia de sus huellas dactilares en el monedero del fallecido, en el móvil y en las balas, ya que éste aseguró que fue él quien la cargó "sin que en ningún momento nosotros hubiésemos dado a conocer que la muerte se produjo por un disparo, lo cual nos hizo pensar que él fue el autor"
El ministerio fiscal pide una pena de 17 años de carcel y la acusación particular solicita 20 años.
