sábado, 22 de junio de 2013

LA ESCABECHINA DE WERT

Roman Orozco. El país

Buena parte de los 41.214 estudiantes andaluces que esta semana se examinan de Selectividad verán interrumpido su sueño: tener un título universitario. No podrán pagarlo. Wert ha reducido drásticamente las becas y ha aumentado las tasas.
Esa es una de las más graves consecuencias de la reforma Wert. Si la ley que está en trámite en el Congreso rezuma rancia ideología, nacionalcatolicismo y sexismo, lo peor es su clasismo.
Decenas de miles de jóvenes con suficiente capacidad intelectual, pero sin dinero, se quedarán fuera del campus. Ni siquiera podrán recurrir a la familia: hay seis millones de parados y los que aún tienen trabajo han visto reducidos sensiblemente sus salarios.
Ese es el panorama después de la batalla planteada por el ministro peor valorado de la democracia contra el sistema educativo público. Una batalla con varios frentes: el clasismo, el hachazo a las becas y el aumento de las tasas.
La llamada Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa introduce tres reválidas, murallas infranqueables para miles de jóvenes procedentes de los hogares más desfavorecidos.
El objetivo no es otro que desviarlos desde edades muy tempranas hacia la Formación Profesional (FP), en cuanto tengan el más mínimo fallo. Por ejemplo: con 13 años (2º de Enseñanza Secundaria Obligatoria, ESO), el niño será desviado a la FP Básica si es repetidor. Al terminar ESO (15 años), deberá elegir entre Bachillerato o FP.
¿Se imaginan la vía que seguirán los hijos de padres en paro? “Niño, vete a la FP, que tienes que ayudar en casa”, dirán sus padres. Difícil será que en los hogares acomodados un joven desarrolle vocación de fresador o ebanista. Profesiones, por otro lado, muy honrosas.

Pero supongamos que ese chico de familia humilde consigue superar los muros de Wert, las reválidas y la prueba de acceso a la Universidad. Se enfrentará entonces a la gran muralla: más tasas y menos becas. Si quiere una ayuda, deberá sacar una nota media de 6,5 y aprobar el 100% de las asignaturas. El joven de familia acomodada podrá terminar los estudios aunque sea un pésimo estudiante. Paga papá. leer mas

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